Mentiras....las personas mentirosas

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Faltar a la verdad en forma repetitiva es un problema patológico que suele comenzar durante la niñez

Para el poeta inglés Alexander Pope, "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera".
Quizá no sean veinte, pero sin duda ése es el comportamiento de quien no puede dejar de mentir en forma compulsiva y hace de esto un hábito de vida.
Si bien la mentira forma parte del ser humano desde su niñez, la conducta repetitiva de faltar a la verdad desde que uno tiene uso de razón deja de ser normal y se convierte en un problema patológico que hoy puede resolverse con la terapia adecuada.
La compulsión es la base de todo tipo de trastorno obsesivo y la mentira repetitiva está relacionada con problemas en personalidades inflexibles y de conducta rígida. Por ello la mentira compulsiva es difícil de manejar terapéuticamente porque se oculta tras otras conductas, como la compulsión por el juego o las adicciones.
Según estadísticas de 2005 de algunos Servicios de Salud Mental de los hospitales, el 92% de los pacientes miente sobre el consumo de sustancias; el 25%, sobre el consumo de alcohol, y el 58%, sobre el juego patológico (ludopatía).


Una marca de la niñez
Aunque la personalidad del mentiroso compulsivo se manifiesta en la juventud o la adultez, los especialistas señalan que es durante la niñez cuando comienza a construirse.
Mentir de pequeño/a es el resultado de una creación imaginativa espontánea común en los primeros años de vida, que forma parte del desarrollo psicoevolutivo normal.

Como ejemplos se puede señalar el mentir en los primeros diálogos con juguetes o mascotas y en los relatos de la vida cotidiana, que suelen adornar con situaciones y personajes imaginados.
La conducta del mentiroso compulsivo tiene su raíz en los vínculos más primarios; es decir, aquellos que lo han formado como sujeto. En la niñez se forma su personalidad según la educación y el contexto en el que se vive. Está en constante asimetría con los adultos, por lo que se vale de mentiras inocentes para intentar igualarse.
Ahora el hecho de que los padres repriman las mentiras de su hijo le impide a éste generar una marca que lo caracterice y le suele dejar un trauma que se dará a conocer en la adultez. Parece ser que comienza a operar un mecanismo en la mente que quedó enquistado en la infancia, sin elaborar. Así, la mentira repetitiva toma el lugar del recuerdo fallido y surge en forma inconsciente.

Trastornos de la conducta

Existen cuatro tipos de manifestación de la mentira: la hecha en forma esporádica (todos alguna vez mentimos), la evolutiva (de niño), la que se dice como producto de un padecimiento sintomático (para obtener atención gracias a la creación de un falso personaje) y la efectuada como conducta repetitiva. Esta es la mitomanía, en la que se vive para y por la mentira.
El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer un daño.
Existen tres tipos de personalidad donde se asienta esa conducta obsesiva: la psicótica (producto de un delirio), la perversa (la mentira es un instrumento para falsear hechos y dichos) y la neurótica (el otro aparece como alguien que lo tiene todo y se necesita de la mentira para llamar su atención).
La mentira compulsiva no es un motivo de consulta, pero sí subyace como un problema en el 35% de los pacientes tratados en muchos centros de psicología.

Cómo prevenir
Una forma de evitar que la mentira se transforme en una obsesión en la adultez es no castigar a los chicos cuando dicen una mentira menor, ya que es propio de la imaginación infantil y forma parte de su maduración, ya que los padres deben explicar las diferencias entre fantasía y realidad.
El adulto que padece este trastorno en forma histriónica debe recurrir a terapia.
Pero para poder prevenir, es necesario detectar la conducta a tiempo. En este sentido, dos universidades estadounidenses difundieron en 2005 trabajos experimentales que sugieren que las mentiras podrían detectarse con un estudio de rutina. En uno, científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania compararon imágenes obtenidas con resonancia magnética funcional del cerebro de sujetos cuando mentían y cuando decían la verdad. Según los resultados publicados en Nature, determinaron que las mentiras se pueden detectar con un 99% de precisión.
En el segundo estudio, expertos de la Universidad de California del Sur hallaron que el cerebro de los mentirosos compulsivos posee diferencias estructurales respecto de quienes dicen la verdad: en el lóbulo frontal tienen más sustancia blanca que materia gris.
Pero a pesar de que hay quienes aseguran que "todos los hombres nacen sinceros y mueren mentirosos", lo que acaba de leer es cierto... De verdad.


Las mentiras compulsivas
La mentira es una forma de eludir la realidad y por tanto la responsabilidad que tendría el afrontar la verdad de alguna cosa. Muchos trastornos psicológicos llevan asociada la mentira como forma de evitación de circunstancias. Sin embargo a la larga si llega a convertirse en hábito, puede suponer un trastorno psicológicamente denominado Trastorno En El Control De Impulsos. 
Desde que nacemos y comienzan nuestras relaciones interpersonales, somos conscientes de la repercusión de nuestras conductas y así:Si un niño hace una conducta “buena” lo pone de relieve para que los demás de una forma u otra se lo reconozcan. Ejemplo, cuando un niño hace un dibujo lo muestra a todo el mundo con el objeto de que le recuerden lo bien que lo hace. El refuerzo que le dan los demás, le sirve para: elevar su autoestima y para que vuelva a repetir esa conducta.Si un niño realiza una acción “mala” tal como romper un objeto (o simplemente cree que lo iba a romper), intentará ocultarlo o esconderlo y por el contrario si es pillado in fraganti, mentirá para evitar represalias. Sólo existen dos formas de abordar los comportamientos que hacemos:Afrontándolos, tanto si se prevé agradable como desagradable. Ejemplo, reconocer que hemos cometido un error en una suma después de decirle al cajero de un supermercado que se ha equivocado. Dar la cara supone generalmente la mejor opción, ya que aún suponiendo que nos vayan a castigar, demostramos que somos responsables de nuestros actos y por tanto los demás nos toman en serio.Evitando o huyendo de dicho acontecimiento. Siempre cuado huimos de nuestros actos, estos nos persiguen de uno u otro modo. Por ejemplo, tiramos un jersey al suelo en una tienda y nos hacemos los despistados. Caben dos alternativas, que los dependientes o los clientes no lo vean y entonces nadie me regañará, pero yo sí sé que lo he hecho y es un golpe bajo para nuestra autoestima (pues sabemos que no lo hemos hecho bien), o que nos llamen la atención y nos pongan la cara colorada.

¿Por qué mentimos?
Determinadas personas, en algún momento, aprenden a eludir sus responsabilidades mintiendo. Si lo realizan durante mucho tiempo, la mentira termina convirtiéndose en hábito, apareciendo de este modo El Trastorno en el control de Impulsos, donde la mentira acaba dominando al individuo.
  • La mentira se da porque el sujeto obtiene cierto placer.
  • Se siente de alguna forma más listo que los demás.
  • El hecho de correr cierto riesgo favorece la aparición de una elevación de adrenalina.
  • Recibe el beneficio secundario que supone el no afrontar el acto realizado.
Sin embargo cada mentira, además puede llevar asociada que la persona se vea obligada a unirla con otras nuevas. Por ejemplo, una persona dice a su doctor que le duele el estómago para evitar acudir a su trabajo. El médico le remite al especialista y éste le realiza una prueba muy dolorosa que consiste en introducir un tubo por la garganta hasta el intestino. Finalmente la conducta ficticia inicial lleva al paciente a un dolor real de garganta y a lo mejor a la pérdida de su trabajo si su jefe descubre el invento.

Tipos de mentiras
Ejemplos de trastornos psicológicos donde la mentira es una pauta comúnmente usada son:
JUEGO PATOLÓGICO
Aquí, la persona miente conscientemente para conseguir dinero, que después invertirá en las tragaperras, bingo, apuestas, etc. Al principio la mentira se usa voluntariamente creyendo el sujeto que puede controlar su hábito. Más tarde, puede llegar a mentir para conseguir créditos bancarios, vender sus propiedades o eludir a la justicia. En numerosas ocasiones esto crea ruptura familiar con distanciamiento de los seres queridos y en definitiva, soledad. Aquí la mentira es el medio para obtener el dinero.
CLEPTOMANÍA
Es el desequilibrio que consiste en la tendencia a robar objetos que no son necesarios ni para el uso personal ni por la situación económica del sujeto. Aquí la mentira es usada de forma deliberada para evitar un posible castigo. Un ejemplo común es el caso de Winona Ryder.
TRASTORNOS FACTICIOS
Se denomina técnicamente así a la simulación que algunas personas hacen de diversas enfermedades mentales con el objeto de obtener beneficios secundarios. Por ejemplo una persona que simule una enajenación mental tras un intento de asesinato, para evitar la cárcel.

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